Es sabido que las células no sólo pueden
“suicidarse” cuando algo va mal (apoptosis), sino
que también pueden sufrir autofagia,
que significa más o menos eso: comerse a uno mismo.
La
autofagia se ha relacionado con proliferación, diferenciación y respuesta inmune contra patógenos, cáncer,
apoptosis y recientemente se ha propuesto como una
herramienta que permite a la célula obtener energía, ácidos grasos y
aminoácidos permitiendo su
supervivencia en condiciones adversas.
La autofagia tiene lugar en las células de
cualquier organismo vivo, aunque tiene una importancia especial en ese milagro
de la vida que son los insectos que sufren metamorfosis completas, como los
'gusanos de seda' (en realidad no son gusanos, sino larvas) que todos hemos
tenido de pequeños. Cuando la célula carece de nutrientes, aumenta la tasa de
autofagia y la célula obtiene energía de sí misma. En ocasiones especiales, una
célula entera puede destruirse a sí misma por autofagia.
Desde hace tiempo se sabe que los tumores son
incapaces de llevar a cabo correctamente el suicidio celular, de ahí que una de
las formas de combatir el cáncer sea restaurando la apoptosis. Existen datos
que sugieren que la autofagia frena el desarrollo del cáncer, pero también se
podría producir el efecto contrario. Algunos científicos sostienen que, mediante la autofagia, las
células cancerosas se desembarazan de proteínas y restos celulares que pudieran
resultarles letales y, de este modo, consiguen sobrevivir. Al contrario, otras
investigaciones parecen apuntar a que sólo desactivando el mecanismo de la
autofagia es capaz la célula cancerosa eludir su muerte y seguir
multiplicándose.
Por eso, investigadores
franceses implantaron
bajo la piel de ratones de
laboratorio células cancerosas y trataron los animales con quimioterapia.
Cuando las células tumorales eran capaces de sufrir autofagia, la quimioterapia
hizo que las células -al ser destruidas- liberasen una molécula que potenció la acción
del sistema inmune del
animal contra el tumor. En cambio, cuando los tumores eran incapaces de llevar
a cabo autofagia, no se observó ese ataque del sistema inmunitario.
Esto nos ayuda a entender por qué la autofagia puede afectar de
modo distinto al crecimiento de los tumores, y además identifica una
molécula clave en
este proceso.
Una empresa valenciana dedicada a la
investigación biotecnológica contra el cáncer, Bioncotech Therapeutics, buscaba
un refuerzo para la quimioterapia en los casos de canceres agresivos.
Finalmente, han desarrollado un fármaco que destruye las células cancerígenas
mediante la autofagia sin afectar al resto de las células del organismo.
Los
ensayos clínicos en humanos con este fármaco comenzarán en el año 2013. Este
fármaco ya ha demostrado ser efectivo en
distintos tipos de cáncer en animales.
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